Doraemon y el imperio Maya

Érase una vez, una bruja malvada llamada Ledina, que quería apoderarse del Reino del Sol. Echó una maldición a la reina Maya, pero el príncipe Thio prometió que la salvaría.

Una tarde, Nobita, Doraemon, Sisuca, Suneo y Gigante ensayaban el cuento de Blancanieves y los siente enanitos. Gigante se llevó la máquina trasnportadora de Doraemon al ensayo, y la utilizó para dar un concierto. Doraemon sacó el pañuelo cambiatodo para transformar la máquina en basura, pero transformó a Gigante por equivocación y se estropeó la máquina. La madre de Nobita se dió cuenta del desastre y les dijo a su hijo y a Doraemon que se duchasen. Al cabo de un rato, Doraemon se dió cuenta de que había una cosa en el cajón de la máquina. Miró y… ¡salió corriendo un animal muy extraño! Se pusieron contentos al ver que la máquina no estaba rota, pero también estaban preocupados al ver aquel animal. Salieron tras él, pero no consiguieron atraparlo y le pegó un susto al príncipe Thio. Finalmente, Doraemon y Nobita, corriendo y corriendo lo alcanzaron. Doraemon sacó una varita mágica y dijo al príncipe Thio:

– ¡Eres esclavo de la bruja Ledina!

Entonces se quitó la máscara y ¡eran iguales! Se pelearon, se cayeron a un charco de barro y Doraemon le enseñó a Thio lo que era Japón.

Nobita le dijo al animal, que era el príncipe, que le diera las cosas que le había quitado. Se las dió y le regañó porque tenía muchas cosas. Los ayudantes del príncipe Thio llevaron a Nobita a palacio. Allí lo bañaron y le dieron de comer. Nobita y Thio hicieron el trato de que Nobita hiciera su puesto. Después, el príncipe le contó una historia:

«La bruja Lidina vive en el valle de los huesos…»

Al día siguiente, Nobita conoció a una mujer llamada Cucu. Un día fue secuestrada por la bruja y le dijo a Nobita que acudiera solo si quería recuperarla. Gigante, Suneo, Sisuca, Doraemon, Nobita y el animal siguieron su rastro, salvaron a Cucu finalmente de la malvada bruja Ledina. La bruja, enfurecida, destruyó todo el palacio. Thio besó a Cucu, fueron felices y comieron perdices.

Itxaso.

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